22.2.11

Hambre de ti.

Creo que toda persona que se precie debería haber devorado a alguien al menos una vez en la vida. Existen cuarenta y siete técnicas con sus excepciones. Están los que con una simple cata te saben decir hasta el año en que se criaron tus miedos. Los que van a mordisquitos y ponen cara de satisfacción con cada secreto a flor de piel. Los maniáticos y los que tienen una meticulosa manera de desnudarte hasta dejarte a corazón abierto. Los que llevan una servilleta por si resulta que tus palabras salpican mas de la cuenta. Los que te engullen de golpe por miedo a que el tiempo os caduque. Los que saborean hasta la punta de tus sueños. Los que abren el hambre solo con el olor de tu perfume. Los que se pegan verdaderos banquetes con tu risa. Los que te derriten en su lengua. Los que prefieren acompañarte de un buen vino y los que se conforman con acompañarte al portal. Los que te empujan con pan hasta que te clavan el tenedor. Los que prefieren picarte sin llenarse el corazón.  A los que engordas. Los que te piden de aperitivo. Los que no se quedan al postre.

3 comentarios:

Calamidad. dijo...

Elisa Poulain ha captado con palabras exactas como me siento ahora mismo.
Me encanta esta sensación de que alguien saque de mi cabeza cosas tan bonitas.
Preciosa entrada, precioso blog.

Anónimo dijo...

Yo soy de las que van a mordisquistos.


Una bolsita llena de sugus de frambuesa.

ph 7'25 dijo...

Devorar es una palabra que, pese a su fuerte significado, se queda corta en un contexto así... lo meditaré.

Siempre he sido algo manática, ahora entiendo mejor el por qué...

Grande, grande!